Esta obra escénica habla del viaje a través de las distintas etapas de la vida.
La pieza se articula en tres tiempos: la primera parte es una alegoría del Nacimiento. Este despertar lo precipita un personaje lunar de doble cara, que descubre al Fruto que ha nacido del Árbol de la Vida (Biombo The Bridge).
En la segunda parte -Las Estaciones, el Fruto se sitúa en el centro de su mundo. Sus emociones y sentimientos evidencian su avanzar por diferentes momentos vitales. La Máscara de las Estaciones marca las transiciones.
La bailarina danza el despertar, las ilusiones, las atracciones y los miedos de la mujer Fruto, mientras ésta se mantiene impertérrita, ajena a su propio maelstrón emocional.
Dos músicos (violín y guitarra) interpretan los sentimientos de la mujer. Ambos tocan en vivo sobre la escena, entrando en un intenso juego creativo con la bailarina.
Fotografías: Julia Casesnoves |